EVANGELIO
Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre
Del Evangelio según san Juan 3, 7-15
Dijo Jesús a Nicodemo: nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna."
COMENTARIO
El cristiano renacido por el Espíritu debe seguir el camino de la elevación, es decir, de la donación de sí mismo en favor de los demás. El hombre, enseña Jesús a Nicodemo, no puede llegar a la plenitud de la vida por la observancia de la ley, sino por la capacidad de amar.
Las enseñanzas en torno al nuevo nacimiento las centra Jesús en el hecho de su muerte redentora.
Jesús será elevado para que cuantos le miren se salven. Cristo en cruz es el argumento por excelencia de que el Padre quiere dar a todos la vida por su Hijo.
El hombre tiene que optar por la vida o la muerte. Quien está por el hombre y por la vida se adhiere a Jesús.
ORACIÓN
Miro a la cruz, y te alabo Cristo resucitado que en el misterio pascual me das vida eterna.
Te alaba Cristo, vencedor del pecado, del odio, de la violencia, del egoísmo, de la injusticia, te alabo por tu gran obra de amor.
Te alabo Dios Padre, porque en Cristo resucitado la vida se hace fiesta, la luz vence a la oscuridad, el sentido de la vida adquiere su plenitud.
Te alabo Espíritu Santo porque en Cristo resucitado me resucitas al reino de la luz y de la vida.
Te alabo Dios Padre, Hijo y Espíritu por la resurrección de Jesús, mi Señor.
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