EVANGELIO
Jesús, cargando con la cruz, salió al sitio llamado "de la Calavera" donde lo crucificaron.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18,1-19,42
Pilato les entregó a Jesús para que lo crucificaran.
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado "de la Calavera" donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: "Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos."
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo."
Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre."
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después, Jesús sabiendo que todo había llegado a su término dijo: "Tengo sed."
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: "Está cumplido." E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
COMENTARIO
En el umbral de la muerte Jesús se pone en las manos del Padre. Y desde entonces sabemos que la muerte no es el final, que no todo termina en la tumba, porque lo mejor de nosotros, el espíritu, es recogido cuidadosamente por el Padre. El espíritu de Jesús, que el Padre recogió, se une al espíritu de Dios, y se nos comunica a nosotros.
Más allá de lo tremendo de la muerte todo es confianza y todo es vida, porque está Jesús, que dio la vida por nosotros, y su muerte se convirtió en vida; porque está el Espíritu, que es vivificante, aliento de vida renovada; porque están las manos del Padre.
ORACIÓN
Señor Jesús, crucificado por nuestros delitos para redimir a todos en la Cruz; te reconocemos como nuestro salvador.
Te bendecimos y que adoramos en el patíbulo de la cruz, signos de victorias y de triunfo. Concédenos saber aceptar nuestras cruces de cada día.
Concédenos también saber estar como María tu madre y Juan al pie de la cruz.
Enséñanos a saber vivir y saber morir como tú lo hiciste, confiando en las manos de Dios Padre. Amén
Añadir nuevo comentario